El CBD es un extracto de la planta de cáñamo de la que se hace el cannabis. Pero a diferencia del componente de tetrahidrocannabinol (THC) de la marihuana, el CBD no produce el “alto” asociado con el cannabis.
Esto se debe a que el CBD y el THC afectan a diferentes receptores dentro del sistema endocannabinoide. Este sistema reacciona a los cannabinoides producidos por nuestros cuerpos, que, a su vez, regulan cómo sentimos y experimentamos el dolor. Gran parte de la investigación científica hasta ahora se ha centrado en si los compuestos de CBD que se encuentran en la marihuana pueden intensificar los efectos de los cannabinoides y, por lo tanto, aliviar el dolor crónico y la inflamación.
Hasta la fecha, los estudios han indicado que la marihuana medicinal reduce el dolor crónico en personas con afecciones dolorosas como la artritis. Además, el CBD puede ayudar a las personas con síndrome de piernas inquietas (RLS), una condición que interrumpe el sueño con movimientos incontrolados de las piernas. RLS es a menudo un síntoma acompañante de las venas varicosas. Al aumentar los niveles de dopamina del cuerpo, el CBD podría dar a los pacientes con RLS y venas varicosas el buen descanso que anhelan.
El aceite de cáñamo en otra forma ha sido utilizado por pacientes con venas varicosas para reducir la incomodidad y la apariencia de las venas varicosas. Hecho de semillas de cáñamo, el aceite de cáñamo no contiene THC o CBD, pero contiene ácidos grasos omega-3 que diluyen la sangre. A medida que la sangre se adelgaza a medida que corre por las venas, disminuye la aparición de varices.
También se ha informado que el aceite de cáñamo puede detener la picazón que a veces causan las venas varicosas, así como hacer que las arañas vasculares sean menos visibles. Al igual que otros aceites esenciales y lociones, el aceite de cáñamo no es una cura para las venas varicosas. Para eso, necesita tratamiento de un especialista en venas.
Si decide tomar un suplemento de CBD para el dolor de las venas varicosas, consulte con su médico para asegurarse de que la sustancia no interactúe negativamente con los medicamentos que le pueden recetar para otras afecciones.