El consumo de alcohol, tabaco y marihuana suele ser el precedente del consumo de otras drogas.21,22 Estudios realizados con animales han demostrado que la exposición temprana a sustancias adictivas, incluido el THC, puede cambiar la forma en que el cerebro responde a otras drogas. Por ejemplo, cuando se expone a roedores jóvenes al THC, más tarde muestran una respuesta intensificada a otras sustancias adictivas, como la morfina o la nicotina, en las áreas del cerebro que controlan la sensación de recompensa, y es más probable que muestren comportamientos de adicción.23,24
Si bien estas conclusiones respaldan la idea de que la marihuana es una droga que sirve como “portal de entrada” a otras drogas, la mayoría de las personas que consumen marihuana no continúan con el consumo de otras drogas más fuertes. También es importante notar que, además de los mecanismos biológicos, existen otros factores —como el ambiente social en el que se desenvuelve una persona— que también son clave para el riesgo que tiene esa persona de consumir drogas y convertirse en adicta.